“Maleta, ok. Ropa dentro de la maleta, ok. Pasaporte, licencia, certificado y tarjeta ok. Llaves de casa, ok.
Vale, esta vez parece que estoy preparada para salir de línea.”
No más turismo en zapatos de servicio, no más cenas con uniforme tuneado. Estaba preparada para que esta línea a Bolonia saliese perfecta. Después de casi 2 años durmiendo fuera de casa más de 10 noches al mes, esta vez no iba a olvidarme ni un detalle.
Además, ese día volaba con una chica nueva.
Seguro que en ese momento ella también estaba saliendo de casa hacia el aeropuerto. Contenta, ilusionada por su primer día. Dispuesta a ayudar en todo lo que pudiera, a implicarse, a causarme buena impresión. Estaría atacada de los nervios como lo estábamos todas en nuestro primer día.
“Ok. No vayas a cagarla con la nueva. Positivismo a tope y a pasarlo bien. A ver, a ver…¿dónde nos toca dormir? ¡Bolonia! ¡Genial! Mañana tenemos toda la mañana para dar una vuelta; seguro que a ella le hará mucha ilusión.
A ella, claro, porque lo que es a mí… a mí no. Yo ya he visto Bolonia cuatro millones de veces. Me aburre la mortadela, las torres y los pasajeros italianos son pesados. El hotel no me gusta, está lejos de todo. y… Nononono, espera Lucía…sé positiva, sé positiva.”
Aquel día salí de casa pronto y llegué a firmas con media hora de antelación. Quería saludar a las otras chicas, revisar el correo, mirar mi casillero y estar allí cuando llegara mi nueva compañera.
Cuando entré en la sala, ví a 2 chicas sentaditas en los asientos de la entrada.
¡Hola! Me llamo Lucía. ¿Sois nuevas, verdad?
Una de ellas me miró con cara de susto y dijo que sí en bajito. La otra, más dicharachera, se levantó y con una sonrisa Profidén dijo:
- Sí, yo sí. Me llamo Marta. ¿Cómo sabes que somos nuevas?
- Por su coleta, en la que no se mueve ni un pelo y por tu corbatín. Y porque estáis aquí sentadas en vez de estar conspirando en la sala de tripulación.
- ¿Por mi corbatín? ¿Por qué?
- Porque lo llevas al revés.
La sonrisa Profidén se borró.
- Tranquila, yo también me lo puse mal el primer día… ¿Quién de las dos vuela a Madrid ahora y duerme en Bolonia?
La chica calladita contestó:
- Yo.
- ¡Anda! ¡Pues te vienes conmigo!
- ¿Tu eres la supervisora?
- ¿La qué? No, yo soy la sobrecargo. No me fastidies que nos toca volar con supervisora…
- Perdona, pensé que el primer día tenía que volar con una supervisora para aprender.
- Darling, con el día que tenemos por delante, te aseguro que vas a aprender a una velocidad record.
Las dos chicas nuevas se miraron. La mía palideció.
- Nononono…no te preocupes, no quería decir eso. Pero verás que con los 3 vuelos internacionales que tenemos hoy por delante, seguro que vas a poder despejar un montón de dudas. Tranquila, ¡vamos a pasarlo genial! Por cierto…¿Cómo te llamas?
- María.
María no pareció muy convencida con la excusa de los 3 vuelos, pero conseguí disuadirla, hacer que firmase el daily, que contestase bien a mis preguntas en el briefing y que tomase un poco más de confianza en sí misma.
Mis logros se disiparon cuando llegaron los pilotos y la dejé sola con ellos. Cuando volví estaba a punto de sufrir un colapso.
- ¿Preparada para subir al avión?
- Sí.
No sé por qué estaba tan nerviosa. María fue una de las novatas más profesionales a las que he soltado y la tarde tanscurría con total normalidad. Tiempo en las escalas para enseñarle cosas, para tomar un café… Perfecto. Un día perfecto.
En la segunda escala, mientras planeábamos la novatada de la María, sonó mi móvil:
- ¿Lucía? Te llamo de Programación. Tenéis un cambio en la línea.
- ¡No!
- Sí…toma nota, acabáis un poquito más tarde…
- Espera, ¿pero cuánto más tarde?
- A las 23.45. Ahora hacéis el BCN-NCE programado. El cambio es en Niza. Cambiáis de avión con los pilotos para hacer un NCE-BCN y el último a Bérgamo, Italia. Ahora llamaremos al capi para contarle el cambio.
- Ok, lo tengo. ¡Bye!
- Chicos, nos han hecho un cambio. Nos modifican el Niza-Madrid por un Niza-Barcelona y llegamos una hora más tarde a Bérgamo.
- Sí, ya se lo están diciendo al capi. Díselo a tu compañera.
- Mari, tenemos que cambiar de avión en la siguiente escala y volamos a Barcelona en lugar de ir a Madrid. Además llegamos al hotel una hora más tarde.
- Oh! ¿Habrá pasado algo? ¿Por qué crees que nos han hecho el cambio?
- No mujer…por cualquier imaginaria, o por algún retraso o avión estropeado…nada grave; es normal.
- ¿Pero dormimos en Bolonia igualmente?
- Sí sí, llegamos más tarde, pero dormimos en Bolonia.
Sí amigos. Estáis leyendo bien… Y no, Bérgamo no es Bolonia.
Bérgamo está en la región de Lombardía. Bolonia está en la de Emilia-Romagna. Nadie confunde Bérgamo con Bolonia, pero en mi mente, la programadora había dicho Bolonia, destino inicial de nuestra línea. Nada de Bérgamo. Claro, que yo me dí cuenta de esto demasiado tarde…
Aterrizamos en Bolonia-Bérgamo a las 23.45 tal y como nos habían comunicado. Mi compi estaba muerta de cansancio y cuando bajamos del avión sólo podíamos pensar en dormir.
Como siempre, un coche precioso nos esperaba a la puerta del aeropuerto para llevarnos hasta el hotel.
¿Cuántas veces habría estado en él en los últimos meses? ¿10? ¿15? En mi mente, seguíamos en Bolonia.
- Mañana si quieres vamos a visitar las torres de la ciudad. Bajamos a desayunar temprano y nos vamos a hacer turismo.
- ¡Vale! Esta mañana antes de salir de casa, estuve leyendo acerca de Bolonia. Me apetece un montón visitar la ciudad.
- Pues te veo mañana a las 10 en el desayuno. ¿Qué te ha parecido tu primer día?
- Muy bien. Es una suerte que me haya tocado contigo. Controlas un montón. Espero llegar a ser como tú.
- ¿Cómo yo? No mujer…¡Hasta mañana! ¡Que descanses!
Y ahí me fui a la cama, llena de orgullo y satisfacción por ser la inspiración de la nueva.
Me desperté a las 9 con la luz del sol entrando por mi ventana italiana. Me senté en la cama y repetí el ritual de cada mañana en el hotel: saludar a la ciudad en el idioma correspondiente. Así me recordaba a mí misma dónde había amanecido.
¡Buongiorno Bologna! -Dije a pleno pulmón.-
Cuando bajé a desayunar, María ya estaba sentada en la mesa.
- ¡Hola María! ¿Qué tal has dormido?
- ¡Muy bien! La habitación es estupenda.
- Sí, para ser Italia, es una pasada…
- ¿Es la misma cadena que el de Bérgamo?
- Ni idea, ¿por que?
- Es que esta mañana he visto que el boli de la habitación pone Bérgamo. Imagino que tendrán hoteles allí también.
- Ah, pues nunca me había fijado, pero puede ser.
- Voy a coger un poco de mortadela, ¿quieres?
- ¿Mortadela? No la he visto…
- Mi scusi cameriere. Mi può portare un po’ di mortadella?
- Mortadella? Scusi signorina ma non c’é bologna per la colazione.
- ¿Cómo que no se sirve mortadela para el desayuno? Siempre la tomo aquí.
- ¿Aquí? Signorina, no lo creo.
- ¿Pero cómo no? ¡Aquí siempre se sirve mortadela! En Bologna se sirve bologna.
- Ma, sí, en Bologna.
- Pues eso…¿entonces?
- Signorina, non abbiamo bologna, davvero.
- Signorino, si no les queda, me lo dice usted y ya está, pero aquí siempre se ha servido. En todas partes de Bologna se sirve mortadela.
- Ma…signorina. Noi siamo a Bérgamo!
- Luci…Pero tú no me dijiste que estabam…
- Calla María. Ni una palabra.
Menos mal que no me dio tiempo a llegar a la recepción para preguntar la línea de bus que iba hasta las torres Garisenda y Asinelli…