Siempre tiene que haber algún listillo en cada vuelo.
Yo creo que llegué a tomarles cariño y de hecho, si no aparecía uno desde el primer momento del embarque, me empezaba a impacientar. Pero no, siempre salen; antes o después. Ahí están: el de la maleta de cabina homologada, el listillo a bordo, el dandy de la periferia, el ingeniero de vuelo…
Este post se lo quiero dedicar a todos los “pasajeros tocapelotas tipo 1″, vamos, a “los pasajeros de la maleta de cabina homologada”. Que tú les ves subir por las escaleras o caminar por el finger, con la cabeza bien alta, convencidos de que pase lo que pase, su maleta no se bajará a la bodega.
Y tú, con tu sonrisa azafatil le das la bienvenida y le dices :
- Buenos días caballero, la maletita no le va a caber ni en el armarito, ni debajo del asientito. Si es tan amable, me la deja por aquí y yo misma me ocupo de que se la bajen a bodega. -Y es que ya sabes lo que te va a contestar, pero haces como que no.
- Discúlpeme usted a mi, señorita…pero esta maleta la he comprado exclusivamente para volar, es una maleta de cabina homologada para que quepa en los armarios del avión.
- Pues yo creo que no le va a caber…
- Ya verá usted como sí…
¡Pues venga, ahí tenemos al primer pasajero cabezón en medio y medio del pasillo! Hace el amago de subir su maleta, pero…¡oh! ¡sorpresa! ¡hay más bolsos y abrigos! Pues nada, ahí vuelve nuestro buen pasajero para decirnos:
- Señorita, alguien está ocupando mi hueco del armario y no puedo subir mi maleta
- No caballero, disculpe, pero no existen huecos asignados a cada asiento. Si no hay espacio justo encima de su cabeza, puede ponerlo en el de al lado, o incluso en el de enfrente.
Y se va refunfuñando. Y tú ya llevas 2 minutos de retraso por su culpa y ahora tienes a 200 pasajeros esperando a que el “tocapelotas de la maleta de cabina homologada” se siente…Pero no, él no. Él sigue erre que erre con la maletita. Que la pone del derecho, del revés, de pie, acostada…y nada, no cierra. Y como el pasajero cabezón/listillo, es taaan, pero que taaan listillo, deja la mitad de maleta metida en el rack, la otra mitad fuera y se sienta tan ricamente a leer su “Expansión” como si yo no me fuera a dar cuenta de que la maleta no cabe.
- Señor, la maleta no cabe, ¿verdad?
- Ah, no sé…
- ¿No sabe? Pues yo estoy viendo que sólo cabe una parte. ¿Qué hacemos con la otra mitad?
- Usted sabrá, es una maleta de cabina homologada.
Vale, aquí es cuando empiezas a decidir si le dejas caer la maleta encima de la cabeza para desnucarlo, o si pones tu sonrisa más falsa y le quitas la maleta para bajarla a bodega…tictictictac, decíde Lucía, decide…¿qué hago? - Bueno, creo que vamos a bajarla a bodega, porque usted mismo está viendo que esto no cabe.
- Pues serán ustedes que no tienen los armarios homologados.
- ¡ay! ¡lo siento caballero! ¡vaya golpe le ha dado su maleta de cabina homologada! ¿está bien?. ¿Algún médico en el avión, por favor?
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