- Me está arrugando la americana con su maleta.
- Está ocupando mi espacio del portaequipajes.
- Huele a sudor.
- No quiero que recline el asiento.
Y así, mil y una acusaciones y cabreos.
Esta mañana, leyendo el nuevo post de Isidoro Merino, “Esas pequeñas cosas que joden en los aviones“, en el blog de “El viajero Astuto”, he recordado un montón de situaciones vividas en el avión, en las que los pasajeros pesados han acabado peleándose, y en la mejor de las situaciones, chivándose a la azafata; o sea, pasándome el marrón a mí.
Recuerdo, por ejemplo, un día en el que el puesto de nuestro pasajero cabezón de turno, estaba ocupado por un ejecutivo listillo que se había despistado en la sala de embarque y llegaba tarde.
Le esperamos 5 minutos, con el cabreo que conlleva para el resto del pasaje que ya está embarcado.
El cabezón asomó por la puerta del avión como si todavía quedasen varios pasajeros por embarcar:
- Buenas tardes, señor. Llega usted tarde. Si demorase un poco más, nos hubiéramos marchado.
- No ha sido culpa mía. Este aeropuerto es un auténtico caos, porque…
- Da igual. Llega tarde. Pase y siéntese ya.
Cerré la puerta del avión mientras mi compañera preparaba el material para la demo de emergencia. Y cuando ya creía que estaba todo listo para dar la bienvenida a bordo, me encuentro con el cabezón en medio del pasillo, vociferando que su espacio de la maleta estaba ocupado.
- ¿De quién es este maletín? No tengo espacio para poner el mío. Este es mi espacio. Vamos, ¿quién lo ha ocupado?
A lo que un pasajero 2 filas más atrás le respondió:
- Es mío. Yo tampoco tenía espacio para el mío y lo dejé ahí.
- Pues perdona, pero este espacio es mío. Si no te importa, lo sacas.
- Sí me importa. Busque otro hueco.
- Otro hueco no. Éste es mi hueco. Haga el favor.
Y viendo que el otro pasajero no se movía de su asiento, nuestro entrañable pasajero pesado cabezón, bajó el maletín y se lo dejó en el suelo.
- ¿Qué hace? ¿Por qué me baja mi maletín?
- Ya le he dicho que este hueco es mío. Si lo entiendes bien y si no, me dá igual.
- ¿Cómo dice? ¡Es usted un maleducado! Hemos tenido que estar esperando por usted por más de 5 minutos y ahora…
Ok, let´s go. Es el momento de intervenir.
- Buenas tardes señores. ¿Qué pasa aquí?
- Pues que este señor ha cogido mi maletín, lo ha bajado al pasillo y ha puesto el suyo
- ¿Y por qué ha hecho eso, señor?
- Porque este es mi hueco.
- No, verá… el caso es que no hay huecos asignados a cada pasajero. Usted ha llegado tarde y tiene que poner su maleta donde haya espacio. Si me permite, yo le busco otro hueco.
- Por supuesto que no. Éste es mi hueco. Yo he pagado un billete y…
- Ni billete ni nada. Vuelva a subir el maletín del caballero y pongo el suyo, por ejemplo, aquí (1 fila delante del cabezón). Y siéntese inmediatamente.
Vale. Vamos allá:
“…les guiarán hasta las salidas de emergencia, claramente localizadas con el letrero Exit-Salida. En el bolsillo delantero de sus asientos encontrarán un tarjetón con todas las instrucciones de seguridad. Por favor consúltenos si tienen alguna duda.”