Alfonso Calle, experto azafato, nos cuenta su experiencia en el aire como TCP.
El rol de Tripulante de Cabina de Pasajeros (TCP), también denominado azafato/a o auxiliar de vuelo es altamente solicitado en la industria aérea. Contar con una sólida base educativa, formación adicional y habilidades en idiomas te permitirá acceder a oportunidades en diversas compañías aéreas, tanto nacionales como extranjeras.
Los Tripulantes de Cabina son mucho más que auxiliares de vuelo, son clave en la vivencia aérea. Alfonso Calle, un TCP con 30 años de experiencia y director del curso oficial de TCP de la Escuela Internacional de Empresas (EIE), nos cuenta cómo puede ser un día de trabajo.
«El vuelo a Buenos Aires despega a las 12 así que, en esta ocasión, no es necesario madrugar. A las 10:30h es la firma en el aeropuerto, donde el olor del café se mezcla con el bullicio de media mañana. Mientras repasamos los procedimientos, charlo con mis compañeros, azafatos, antes del primer vuelo a Buenos Aires.
El vuelo a Buenos Aires transcurre con normalidad, aunque siempre hay alguna anécdota digna de mención. Un pasajero, que claramente ha volado con anterioridad, me pide agua e insiste en que debe ser «agua especial». Con una sonrisa, le sirvo agua con gas con una rodaja de limón, y él se ríe, agradecido por el gesto.
En la ciudad de Buenos Aires siempre tengo tiempo de dar un paseo por San Telmo o por Palermo, y disfrutar de un buen asado con mis compañeros de tripulación de cabina compartiendo historias de la ciudad y de la aviación. Buenos Aires es una ciudad maravillosa.
En el vuelo de regreso es donde la magia ocurre. A bordo está una familia con dos niños pequeños, y es su primer vuelo. Sus ojos están llenos de asombro, y puedo ver el reflejo de las nubes en sus pupilas. Les doy alas de piloto de juguete y les aseguro que al aterrizar en Madrid intentaremos visitar la cabina.
En la mitad del Atlántico, cuando los 350 pasajeros duermen, bueno, en realidad 349, una pasajera que no puede conciliar el sueño se acerca inquieta al galley donde estoy de guardia, y veo como busca compartir los temores de un viaje que siempre representa una gran aventura, un mundo que queda atrás y otro que empieza, al fin y al cabo, la magia de la aviación.
Al aterrizar en Madrid, el amanecer apenas está comenzando a pintar el cielo. A nuestra llegada, mientras salen los últimos pasajeros, cumplo mi promesa y llevo de la mano a los niños para que conozcan al comandante. Sus sonrisas son el mejor regalo que podría recibir.
Una vez finaliza el desembarque, me quedo un momento en el silencio del avión vacío, reflexionando sobre el día. Cada vez que se vuela es una aventura, cada pasajero representa un universo lleno de historias. Y así, me preparo para descansar y volver a hacerlo todo de nuevo en el próximo vuelo, pero eso será la semana que viene, a Bogotá».
Con este día, Alfonso nos muestra las anécdotas y recuerdos que comparte con colegas, tripulantes de cabina, y pasajeros, y que hace que esta profesión sea inolvidable.
Una anécdota que a Alfonso siempre le gusta recordar es la vez en que el Real Madrid ganó la Copa de Europa. Nos la cuenta con una sonrisa en la cara:
«El 26 de mayo de 2018, para mucha gente fue un día muy especial, el Real Madrid ganó su decimotercera copa de Europa en Kiev. Para mí también lo fue. Por la mañana muy temprano, fuimos a Kiev en un vuelo especial con invitados del Real Madrid, pasamos el día allí descansando, y disfrutando de esa preciosa ciudad, que ojalá pronto recupere la normalidad, y después tuvimos la suerte de poder ir al partido. Más tarde, después del triunfo del Madrid, volvimos a casa con el campeón.
El vuelo de madrugada fue muy intenso y bonito, la fiesta por el triunfo se mezcló con el descanso de los jugadores, familiares, periodistas y personal del equipo campeón. Este desde luego es uno de esos momentos en los que ser TCP o azafato es un privilegio, y sin duda, la profesión más bonita del mundo, como tratamos de enseñar a nuestros alumnos en la Escuela Internacional de Empresa».
Tal y como Alfonso Calle explica en sus clases a los alumnos/as del curso de TCP de EIE, «los TCP son la imagen de la empresa, quienes interactúan con los clientes y los gestionan. No solo se encargan de la seguridad a bordo del avión, sino que también actúan como médicos, policías, bomberos, psicólogos o simplemente amigos cuando surge la necesidad.»
Este tipo de profesión, los tripulantes de cabina, combina aventura, responsabilidad y una gran satisfacción personal. Aunque se enfrenten desafíos, la mayoría consideran que los beneficios compensan con creces los obstáculos.